domingo, 20 de noviembre de 2016

¡No me soltarás!


¡No me soltarás!


“Aun cuando yo pase por el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi lado. Tu vara y tu cayado me protegen y me confortan” Salmos 23:4 NTV
El doctor Alfonso debía entregar medicamentos al único centro de salud de un pequeño pueblo alejado de la ciudad; en el último tramo antes de llegar, debía caminar por un estrecho y peligroso sendero que rodeaba la montaña,  no podía detenerse ya que quería aprovechar la luz del día para llegar a su destino final, esa era su meta.
Sin embargo, una pequeña piedra hizo que resbalara hacia el vacío, pero instintivamente reaccionó agarrándose de una raíz que sobresalía, pensó ¿Qué hago? ¿Quién me ayudará si no vi a nadie en todo el camino? Entonces gritó insistentemente: ¡Dios ayúdame, Dios ayúdame!, pero la única respuesta que oía era sólo el silbido del viento.
Estaba agotado y su mano ya no aguantaba más el peso de su cuerpo, así que con gran desesperación pensó en dejarse caer al vacío.  Pero en ese instante alguien lo tomó fuertemente de la mano y entre jalones le arrastró hasta el borde del sendero. Era un hombre robusto de piel canela, habitante del pueblo al cual se dirigía y que lo había estado vigilando todo el camino de manera silenciosa, porque era conocedor de los peligros de la zona. Su silencio y su intervención oportuna salvaron al doctor de un fatal desenlace.
Dios conoce muy bien nuestros caminos, los peligros, las complicaciones y los retos que afrontamos. Tengamos por seguro que el Señor está siempre atento, para que cuando lo necesitemos Él venga en nuestro socorro a tomarnos de la mano. Nunca llega tarde ni se distrae, sino que está mirándonos con la misma atención con la que un padre observa a su hijo cuando está aprendiendo a caminar.
Aunque andemos en valles obscuros o si estamos en calma Dios está con nosotros, no hay nada ni nadie que nos aleje de su presencia. Su mano está ahí para sacarnos una y otra vez y traernos de vuelta al camino.
“No me soltarás en la calma o la tormenta” dice una conocida canción, y esto es tan cierto que lo podemos comprobar día a día
“Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor viviré por siempre.” Salmos 23:6 NTV

Fuente: Soraida Fuentes  CVCLAVOZ

Nada me faltará


Nada me faltará

“Jehová es mi pastor; nada me faltará.” Salmo 23:1
Qué hermoso es leer este salmo y saber que tenemos un Pastor en quien podemos encontrar todo lo que necesitamos.
Dios promete que nada nos faltará porque Él nos pastorea. Eso quiere decir que Él hace un trabajo de Pastor todos los días con nosotros. Nos cuida de peligros, nos guía por los mejores caminos, nos fortalece, nos ama, y cuando fallamos nos disciplina. Y es que nuestro Dios es tan lindo con nosotros que nos ha dejado esa promesa para que nunca desconfiemos de Él.
Pero, por otro lado, Jesús dijo que Él sabe quiénes son sus ovejas porque las conoce, éstas oyen su voz y lo siguen,  Él les da vida eterna y ellas no perecen jamás… nadie puede arrebatarlas de su mano porque su Padre se las dio y nadie puede arrancar nada de las manos del Padre. Juan 10:27-29. La realidad es que aunque digamos que Jehová es nuestro Pastor, si no escuchamos su voz y no le seguimos, entonces somos ovejas descarriadas o sencillamente no somos parte de su rebaño. La buena noticia es que podemos pasar a ser una de sus ovejas aceptando Su sacrificio en la cruz, confesándolo como Señor y Salvador y reconociendo que Dios lo levantó de entre los muertos Romanos 10:9.
Y si estamos descarriados, la Biblia dice que “el Buen Pastor” vino precisamente a buscar aquella oveja perdida y que se regocija más por aquella rescatada que por las miles de ovejas que aún están en su rebaño. Sólo tenemos que detenernos, escuchar su voz y seguir sus instrucciones.
“Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron.” Mateo 18:11-13.
Nada te faltará si Jesús está en tu corazón y empiezas a vivir conforme a Su palabra. Dios sabe qué necesidades tienes y las suplirá en su momento. Filipenses 4:19 nos dice “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.
“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida…” Salmo 23:6.

Fuente: Diego  Jora  CVCLAVOZ