lunes, 21 de noviembre de 2016

LOS QUE SE VENDEN A SI MISMOS



"LOS QUE SE VENDEN A SI MISMOS"

Hay tres conceptos, que todos los cristianos (especialmente los que ejercemos un liderazgo) debiéramos considerar y la coherencia entre estos tres, reflejarían nuestra verdadera honestidad como cristianos:

1) ¿Como cree y piensa la gente que soy?
2) ¿Como pienso, que la gente cree que soy?
3)¿Como soy realmente?

El conflicto aparece cuando estos tres conceptos están disociados totalmente.
Suele suceder habitualmente en nuestras sociedades, la imagen que "vendemos", como creo que los demás me compran esa imagen, y la realidad.
El mundo se mueve en un sistema marketinero, se acomodan los productos en las vidrieras y las góndolas, de tal forma que se vendan, que entre por los ojos, hasta existe toda una capacitación y asesoramiento para la imagen, la publicidad, la presentación, hasta los envases, que generalmente no se condicen con la realidad.
Esto es nefasto cuando se introduce en la Iglesia, porque significa la pérdida de autenticidad, autenticidad significa básicamente, ser como se es.
En las personalidades, en los testimonios personales, en el carácter  que queremos mostrar, (cuando vendemos)  hay mucha fábula y poca realidad, esto es "construir" algo prefabricado, más tarde o más temprano se derrumbará.

 Jesús nunca estuvo preocupado por su imagen, si algo distinguió al Señor fue su autenticidad, si, el se preocupaba porque le conocieran como Salvador y Señor, y no creyeran que era un revolucionario, un profeta, o algún iluminado de turno, así se debe interpretar aquella oportunidad en que el le preguntó a sus discípulos:

"...preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quien dice los hombres que es el Hijo del hombre?...¿Y vosotros, ¿Quien decís que soy yo?" (Mateo 16: 13-16)

Hay un don que los líderes no debemos ni subestimar, ni ignorar, es dado por el Espíritu Santo y se llama "discernimiento", y como los dones no son monopolizados por nadie, ni son patrimonio de ninguno, Dios reparte como quiere y en quien quiere, en las congregaciones y en el pueblo de Dios, muchos hermanos comunes, (de la congregación) lo poseen.
No subestimes la congregación, algunos se "compran" el buzón, otros nunca.
El discernimiento espiritual revela las intenciones de los corazones, muestra lo que el ojo no ve, con la revelación del discernimiento no funcionan las "caretas", Dios muestra la realidad, el tercer item.
Todos los cristianos debieran pedirle a Dios, para estos últimos tiempos, el don de discernimiento espiritual.

Es decir que si vives queriendo sostener algo que no eres, muchos se darán cuenta, en el mundo comercial y empresarial podría funcionar, pero nunca en la Iglesia, en las bancas, en los rincones de la congregación hay hermanos que lo descubriran.
En verdad los líderes debieran ser genuinos, con sus virtudes y defectos, es muy trabajoso mantener una imagen "prefabricada", es tan desgastante vivir pendiente de lo que los demás piensan de mi, mas cuando esa imagen "prefabricada", tiene la "altura" de la imagen de la estatua de Nabucodonosor:

"El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos (treinta metros)  y su anchura seis codos (tres metros); la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia...y cualquiera que no se postre y adore..." (Daniel 3:1  y  6)

Y dije la altura, porque cuanto más alta, más trabajoso de mantener en pie.

El hombre cuando viene a Cristo es liberado de la idolatría, abandonar la idolatría es sencillo, el conflicto está en la egolatría, la idolatría del ego, la idolatría a la personalidad, son aquellos que no pueden conciliar estos tres conceptos.
Para identificar a un ególatra, basta observar, son aquellos que se preocupan más por la opinión de la gente, y de sus pares, que de la opinión de Dios.

"Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo" (Gálatas 1:10)

Todos debiéramos ser coincidentes, con lo que la gente piensa de mi y como soy realmente, sino coincidente también con el concepto que Dios tenga acerca de mi, eso se llamaría alguien autentico.

Fuente: Pastor Sergio Gebel

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